sábado, 30 de abril de 2016

Convivencia Seminaristas 2016




santa maria del narancoAsturias - Redemptoris Mater

El pasado sábado 23 de abril fue un día especial. Nos reunimos todos los seminaristas de la provincia eclesiástica (Oviedo, con el Seminario Metropolitano y el Redemptoris Mater, que fue nuestro fantástico anfitrión y desde aquí les damos las gracias y la enhorabuena por la jornada y la acogida que nos brindaron; Santander y León). 
En total ¡somos 70! Es una gran noticia comprobar que el Señor no deja de llamar obreros a su mies y que poquito a poco, parece, que vamos siendo más los que le escuchamos y le respondemos "sí".
Para nosotros también en un espaldarazo reunirnos tantos seminaristas. Además de apartarnos por unas horas del estudio y la rutina, nos anima comprobar que no somos los únicos locos (¡bendita locura!), conocer a otros que están en el mismo camino que nosotros y poder reír y "llorar" con ellos.
Gracias por vuestras oraciones por nosotros y por los que están por llegar. No ceséis de pedirle al Señor que siga enviando obreros a su mies.

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viernes, 29 de abril de 2016

Aprendizaje Pastoral - Visita del Vicario



D. Jesús Miguel Martín Ortega

El martes 26 de abril nos visitó el Vicario Episcopal de Pastoral y del Clero, D. Jesús Miguel Martín Ortega, aceptando de muy buena gana la invitación que le habíamos hecho a pasar con nosotros un rato distendido pero provechoso. Tuvimos la suerte y la oportunidad de compartir con él mesa y mantel. Aunque el plan era dejar para la sobremesa la "tertulia formativa", no pudimos evitar que ya en la comida surgieran algunos comentarios, que nos ayudaron a ir "entrando en harina".
Queríamos conversar con D. Jesús sobre la Pastoral y la Pastoral en nuestra Diócesis en particular. "Pastoral" es una palabra enorme, no por su ortografía sino por todo lo que entra en su contenido, en su realidad más concreta. 
Sin quitar la merecida importancia a otros temas, quizás sea este de la pastoral el que más nos preocupa a los seminaristas; precisamente por ese vasto contenido de sectores y actividades: catequesis, celebraciones litúrgicas, formación y participación de jóvenes, de matrimonios y de adultos, atención a familias, visitas a los enfermos,... Pero también porque es donde más dudas nos surgen ante la previsible realidad que vamos a vivir como sacerdotes: muchos pueblos que atender, pueblos envejecidos y casi deshabitados, falta de cristianos comprometidos,... 
Nos quedaron claras varias cosas. La primera, que la pastoral no puede reducirse a la programación de las Misas. La segunda, que no hay ninguna receta mágica y, mucho menos, una sola receta. La tercera, que tenemos que aprovechar aquellas virtudes que cada uno tenemos. La cuarta, que hemos de ser creativos a la hora de plantearnos las actividades de pastoral (por ejemplo, ¿dónde se dice que la catequesis debe darse a lo largo del curso escolar? ¿No se puede plantear un curso intensivo durante el verano?). La última, pero quizás más importante de todas, que los sacerdotes necesitan (necesitamos) trabajar juntos. Es aquí donde nos la jugamos: si queremos adaptar la pastoral de un modo conveniente a los signos de los tiempos y hacerla eficiente, lo primero que hemos de mejorar es la forma de trabajar de los sacerdotes. Es difícil superar diferencias, ceder, ponerse de acuerdo,... pero es mucho más provechoso, para el mismo sacerdote pero, sobre todo, para la Iglesia.
Para terminar, si pincháis sobre la imagen podéis acceder a la sección de la Diócesis en la que se presenta el Plan Pastoral 2015-2020, el Programa Pastoral 2015/2016 y la carta del Sr. Obispo.

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martes, 26 de abril de 2016

Obras de Misericordia: abril

Dar y Perdonar

Seguimos con la atención puesta en las Obras de Misericordia, centrando nuestro estudio y poniendo especial cuidado en la práctica de dos de ellas cada mes. En abril hemos seleccionado "dar posada al peregrino" y "perdonar las injurias". Siguiendo la línea de los meses anteriores, os dejamos un par de vídeos para que nos acompañéis en este camino.


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jueves, 14 de abril de 2016

Te mira con pasión

Jornada Mundial de oración por las vocaciones y las vocaciones nativas

Este IV Domingo de Pascua, el del Buen Pastor, se celebrará esta Jornada Mundial. Por todo el mundo, en todos los templos, monasterios, seminarios,... todo el Pueblo de Dios, la Iglesia entera rezará por las vocaciones, pedirá al Señor "que envíe obreros a su mies" (Mt 9,37).
Os dejamos un vídeo y unos enlaces para vivir y aprovechar esta jornada, especialmente para ti: Él te está mirando.


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sábado, 9 de abril de 2016

Peregrinación Diocesana a Roma

Seminario en Roma

Del 28 de marzo al 1 de abril hemos estado en “La ciudad eterna”, Roma. Hemos sido parte de la peregrinación diocesana y ha sido una experiencia inolvidable y maravillosa. ¡Nos lo hemos pasado muy bien! No sólo porque para todos nosotros, salvo para D. José y D. José Luís, era la primera vez que la visitábamos, sino porque hemos disfrutado de la compañía de unas personas fantásticas, especialmente de nuestro obispo, D. Julián, que nos ha atendido y cuidado como un padre.
Una muestra de esa atención y cuidado se concretó en conseguirnos unos pases especiales para la Audiencia del Papa. Cuando llegamos a nuestros asientos nos sorprendimos de lo cerca que íbamos a estar de él. Cuando D. Julián se acercó para saludarlo y hablarle brevemente sobre nuestra Diócesis y sus sacerdotes, el Papa le preguntó: "¿Y los seminaristas?". D. Julián le respondió: "Ahí están". Y ambos se giraron hacia donde estábamos y nos saludaron (foto). Se le ve igual que en la tele, pero pudimos ver lo que la tele no enseña: tras terminar la Audiencia, se queda casi una hora saludando a la gente. Las personas abandonan la plaza, se abren las puertas de la Basílica de San Pedro, todo retoma su pulso normal y mientras él sigue saludando y hablando con las personas. No tiene prisa, pero se le nota cansado. Se nota que lo hace para mostrar una Iglesia cercana, sabiendo que la gente necesita sentirle cercano, pero también que lo hace sin forzarse, que es parte de su carácter y que está integrado en su forma de ser y servir.
Todo lo que la historia ha dejado en Roma impacta: desde las ruinas de la Roma antigua hasta los edificios construidos tras la unificación de Italia pasando por el esplendor artístico del Renacimiento y la arquitectura barroca. En cada rincón se descubre una obra de arte. Cada iglesia te sobrecoge con su belleza. Sin querer te tropiezas con algo digno de admirar. Es imposible calcular cuánto tiempo llevaría ver todo lo que Roma ofrece.
Y este es, a la vez, el gran peligro de Roma. A uno le entran tantas ganas de ver, de conocer,… hay tantas cosas que ver, hay que ir tan rápido para ver lo más posible que uno puede dejar de aprovechar las grandiosas oportunidad espirituales que se le ofrecen en Roma. Uno puede no darse cuenta de que sus rodillas y sus manos están en el mismo lugar en el que hace unos 2000 años estuvieron los pies (y quizás hasta la sangre) del Señor (Escalera Santa). Uno puede no percatarse de que unos pocos metros bajo él o hacia delante están los restos de gigantes espirituales y referentes ineludibles para nuestra fe y nuestra Iglesia (San Pedro, San Pablo, San Ignacio de Loyola, san Juan XXIII, san Juan Pablo II, beato Pablo VI, san Francisco Javier, etc.). Uno puede no percibir que los trozos de lápida que ve y que puede tocar con su mano hace 1800 años guardaron la memoria de cada uno de los cristianos enterrados en las catacumbas, que allí abajo se celebraron las primeras eucaristías (de un modo no tan diferente al que las celebramos nosotros) y que continuaron celebrándose durante varios siglos, escuchando y recogiendo aquellas paredes las oraciones de cientos de miles (probablemente millones) de personas cristianas que vivían su fe de tal manera que no les importaba tener que celebrarla a varios metros bajo el suelo, con la luz de lámparas de aceite, frío y humedad y sabiendo que al salir les esperaba la persecución y quizás la muerte.
Además, Roma puede hacerle a uno “perder la cabeza”. Uno puede olvidarse de la realidad que le espera a su regreso. Puede confundirse y desear que todos los lugares fueran como Roma. Puede quedarse en la belleza y esplendor de las esculturas, los cuadros, las fuentes, los edificios y las celebraciones litúrgicas y perder de vista la belleza y sencillez que Dios nos mostró en su Hijo. En Roma uno puede olvidarse de los pobres, de los migrantes, de los refugiados, de los enfermos, de los abandonados, de las personas con rostro, nombre, apellidos e historia, de las personas que necesitan de otra persona: Jesucristo. En Roma uno puede olvidarse de que ser cristiano es llevar, mostrar esa Persona a todas esas personas.
Gracias a Dios, nosotros eludimos (casi siempre) esos peligros y siempre recuperamos nuestra cabeza, no se nos quedó allí. Damos gracias a Dios y a nuestra madre, la Diócesis de León, por habernos regalado esta oportunidad y esta experiencia.
Pinchando en el siguiente enlace podéis acceder a nuestro álbum de fotos: https://drive.google.com/folderview?id=0B_I5DSt7oQAaRlB2ZnVMNDZYMzQ&usp=sharing

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